levyinternet

No estoy de acuerdo. Primeramente, recordemos que esta entrevista fue realizada en 2007, época en que todo el mundo moderno conocía el internet, pero no todos tenían acceso permanente o frecuente a él, la posibilidad de conectarse a internet recién estaba dejando de ser algo exclusivo de las computadoras, los teléfonos inteligentes apenas estaban surgiendo y las redes sociales eran un pasatiempo de pocos, no una necesidad de todos.

En aquel contexto, es cuando Levy retoma sus optimistas vaticinios de los años 90. Hasta el momento de la entrevista, el internet había evolucionado en una misma dirección y con una capacidad de interactividad incipiente, pero con la futura popularización de la banda ancha y el consecuente abaratamiento de costos del uso de internet, el mundo de la tecnología empezó a girar en torno al ciberespacio y la conectividad. Entiéndase esto como el hecho de que el contenido que conforma el internet en la actualidad, ya no proviene de una élite en cualquier campo, digna de admiración por su capacidad/posibilidad de publicar contenidos en la web, sino de absolutamente cualquier persona que tenga el tiempo libre necesario para publicar lo que desee a través de internet. En la actualidad, la interactividad es un paradigma en el internet, aunque no lo fue en los inicios de este; la mayoría éramos espectadores mudos de una comunicación unilateral.

Y la gran pregunta que surge automáticamente es ¿Es esto bueno o malo? Quizás no soy yo la persona más adecuada para determinarlo, pero, si lo analizamos desde las expectativas de Levy, podríamos decir sin duda que esto no fue un buen paso en el desarrollo de la inteligencia colectiva. Actualmente cualquier persona tiene la facilidad de publicar cualquier información en la web, pero sin la obligación de mantenerse bajo las presiones ético-profesionales típicas de quienes, en antaño, solían ser los únicos con el poder de llegar a las masas a través de la telecomunicación. Dicha facilidad para ejercer la publicación de información de largo alcance y la facilidad para recibirla, fue entendida por muchos como un triunfo de la libertad de expresión, y en cierto modo lo fue, sin embargo, la libertad de expresión cibernética no fue sinónimo de crecimiento intelectual de las sociedades, ya que así como cualquier información real y útil podía ser difundida por internet, también podía serlo cualquier información falsa, estando ambas en igualdad de alcance.

En un mundo sobreexcedido de información, las personas caen en aletargamiento, la información real no tiene nada que la diferencie de la falsa, la útil de la inútil, y al final del día cada quien termina eligiendo lo que prefiera como verdad.

Como adelanté parcialmente en la respuesta anterior, la participación de todo el mundo en el flujo de información en internet no acrecienta el saber, sino la confusión. Es cierto que si analizamos el asunto de forma individual, millones de personas han encontrado en el internet la puerta a un conocimiento antes inaccesible para ellos, pero si lo analizamos como colectividad, no somos más sabios como sociedad de lo que lo fue cada civilización según sus necesidades y soluciones proveídas por los medios de cada época. El estancamiento radica en la información inútil que, por muy verdadera que sea, satura las vías de comunicación, haciendo que la información útil se ahogue en un mar de irrelevancia.