Procesos de subjetivacion según tres personajes
Marshall McLuhan

Dedicó gran parte de su trabajo, teorizando sobre los medios de comunicación, avisrorando como se venía una era que giraba en torno a las telecomunicaciones. Sin embargo, para él los medios de comunicación no son el único tipo de “medio”, consideraba medio a cualquier tipo de tecnología o de instrumento utilizado como extensión del cuerpo o la mente humana. Estas extensiones, así como nos hacen adquirir o mejorar una habilidad, también nos reducen o eliminan alguna otra. Por ejemplo, los smartphones nos han permitido comunicarnos con personas de cualquier parte del mundo, pero ha reducido nuestra capacidad de comunicarnos eficazmente cara a cara con las personas. Los softwares de edición de texto en las computadoras nos han ayudado a escribir cualquier texto con un mínimo de faltas ortográficas, pero nos han hecho incapaces de aplicar la ortografía por nosotros mismos volviéndonos dependientes de dichos programas informáticos.

Dentro de aquel contexto, podríamos visualizar al cuerpo como la suma de muchos medios.
Roy Ascott

Este autor explica que existen 3 realidades para el ser humano.

Realidad virtual, es aquella que es el fruto de nuestro contacto con el entorno gracias a la tecnología.

La realidad validada es la realidad aprobada, que delimita el sentido de lo que somos o podríamos ser, controla las coordenadas de nuestra vida diaria y dicta los protocolos de nuestro comportamiento.

Realidad Vegetal, la información oculta dentro de nosotros, que permanece en el ADN y solo la pueden aprovechar quienes pueden llegar con su conciencia al nivel molecular de su organismo.

Según el análisis de Ascott, el ser humano termina siendo la convergencia de estas tres realidades.
Paul Preciado
Este autor analiza al sujeto desde el punto de vista de un capitalismo farmacopornográfico, que vende la idea de que los seres humanos podrán ser quienes ellos quieran ser, y que muchas concepciones biológicas y antropológicas pueden redefinirse con productos químicos, desatando así una era en la que cada parte de la personalidad puede meterse en un frasco y ser vendida a quien tenga el dinero para pagarla.